12/05/06

DYMA EZBAN autor de esta magna obra, -para quien la única nacionalidad es la vida-, interrumpe el debate contemporáneo de crisis y fracasos de los grandes y pequeños relatos, ante lo que él llama el máximo argumento: –“La Incomunicable Presencia”–. No aboga por un drama de la conciencia, sino por una conciencia En El Al Lado. No hay sujeto, es la hora de lo que está En El al Lado ¿Y después de todo, qué hemos llegado a ser? Y después de todo, ¿qué han llegado a ser de nosotros los que han llegado a ser de nosotros? Una obra profunda, crítica en el al lado de todo. Legitimar el ser digno de formar parte de la construcción de una nueva tierra, de un nuevo ser humano: Nosotros
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En El HABLA DEL ANGEL Dyma Ezban expone una Poética cerrada, sin concesiones, donde no hay lugar para el gozo de anhelar ser creador. Poevidad como sentimiento y Queidad como pensar son dos lugares donde se protege la voluntad del creador. La paradoja de ser poeta sin necesidad de poetizar el mundo y la de ser filósofo sin la necesidad de verdad, lleva a descubrirse como ángel. El lenguaje del ángel es incomunicable y el destino de todo poeta y filósofo es saber vivir con el arma que ellos mismos han creado: el silencio, que les apunta a sus corazones con la seguridad de arrancarles la vida.
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En El MIEDO DEL TIEMPO son asignaturas sintientes con el horizonte cultural de sus primeros años por traducir el lenguaje en vida. Dyma Ezban asume el sacudimiento mortal por liberarse de las formas lingüísticas y encontrar en la ternura y el pensar, los signos de su Heimat y de su pertenencia a la Nada. Deudas con las historias del sentimiento y del pensar se pagan en lágrimas y en la inocencia de querer abarcar con el amor, lo que sólo puede caber en la muerte.
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Más allá de la modernidad, que entre otros de sus proyectos está el de expulsar el dolor, incluso de vivir, del que nacen los analgésicos, Dyma Ezban, en LA EDUCACIÓN DEL DOLOR, al lado de Eckhart y Holderlin, propone una Paideia del Dolor, para resistir a los golpes del destino, pues no somos nada y así vamos por el mundo, antes bien, somos lashermosas heridas del tiempo.
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¿Poetizar los evangelios? o ¿hacer de la poesía un Cristo? En LA CONSOLACION DEL PLACER se vive la Pasión de la Poesía en ausencia del poeta. El lenguaje que se come a sí mismo para vivir el antes de todo. Pero resucita en el lenguaje de cada día. Lo cotidiano e inmediato de la vida. Dyma Ezban propone tretas cambios de lenguaje, lo narrativo, lo aforístico y lo experimental poético al servicio de la fe, donde la Fe es la Resurrección, la esencia de lo eterno.
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MEI MING quiere decir Sin Nombre. Así les llaman a las niñas enfermas en los orfanatos chinos, que para no contagiar a otras niñas, en vida son llevadas a la celda del adiós, donde se cierran candados, almas, y las dejan morir. Su último abrazo en el mundo es ofrecido por las moscas. Este libro, LA INTIMIDAD DEL SILENCIO está escrito desde esa celda, por ello, cada poema es un personaje sin nombre. Aquí, Dyma Ezban sitúa a la niña que viomorir en el corazón de todos, en el nombre de todos.
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EL DESTINO DEL CIELO es una galería de vidas, de personajes conocidos y desconocidos, como es el propio autor. Desde Xicohténcatl a Nezahualcóyotl, desde Mozart a Mahler, desde O. Paz a D. Huerta, desde Márquez de Anda a Olmos. Aquí lo importante es el poder de existencia. Lo que se pesa es el existir mismo, no los actos, el es de cada nombre. Son poemanombre, poemabusto, poemaesfera. Aquí Dyma Ezban es un neorrenacetista donde pone en el centro de la existencia, no al hombre, sino a la actitud, a lo que queda el final de la vida: el saber gustar-se, saborear-se el ser y la presencia del otro. El milagro de dignificar un auténtico destino: Vivir.
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NOMBRAL DEL NOMBRE es una de las expediciones más sustanciales realizadas por una conciencia creadora: la intuición del poema-ensayo-aforismo. Poesía y Filosofía encuentran un equilibrio extraño y de un don que lo ha arriesgado todo. Cada poema es una misión racional y colmada de vida, una actitud irreductible digna de ser discutida en los ámbitos serios de la creación en lengua castellana, en España como Latinoamérica y tarde o temprano éste libro tomará su lugar en el diálogo con Eliot, Juarroz, Rilke, Pessoa, en una montaña abismal de solitarios.
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El error de Nietzsche es haber asesinado un cadáver. Lo advierte Derrida: “Todas las religiones adoran a un Dios muerto”. De aquí el pensamiento de Dyma Ezban en INCERTIDUMBRE DEL POLVO. Donde la pregunta se vuelve pregunta y ésta nuevamente pregunta hasta el infinito. ¿Y quién responde?
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MEMORIA DEL ROSTRO es un libro inexistente, se niega a sí mismo, un libro que no desea ser libro, que se niega a ser tiempo. Refuta el tiempo no con la razón sino con la actitud. Vivir no quiere decir que se participe de toda la vida, vivimos pero al vivir dejamos de vivir lo que no podemos vivir. El pasado se convierte así, no en experiencia temporal, sino en lo nunca posible de haber vivido, es decir, en Actitud. Dyma Ezban propone a la Actitud como el argumento más sólidos frente al Logos. La Actitud es Logos pero es más que Logos. Sócrates fue condenado pero su actitud le dio verdad. Son breves obras maestras que deben leerse en espiral descendente, una Torre Babel a la inversa.
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“En MURMANSK he sentido el más grande y profundo silencio de mi vida,-dijo una vez Dyma Ezban-, un silencio que no tiene nada que ver con la soledad ni con el silencio de la música. Y si el cansancio de la voluntad hace un ruido de abandono es porque su peso hace crujir los huesos, ahí, donde el silencio de sentirse sin alma es aún un ruido”. LA ORACION DEL SUSPIRO es la intimidad de esos ecos milagrosos del abandono. No son poemas, son pedazos de silencio, astillas de silencios empeñadas en formar como el naufrago, una plegaria que sea escuchada por los vivos y los cercanos, por alguien que ofrezca un hálito de fe a la última llegada.
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